"Trata a tu hijo/a como si fuera el ser más inteligente del mundo, ¿Acaso no lo es?"
Dice el mito que Pigmalión talló una estatua de la que se enamoró, la vio la estatua más bella del mundo, y en consecuencia ésta cobró vida. Imagina ahora que siempre es así, imagina que tus expectativas sobre los demás se cumplen. Pues Rosethal y Jacobson (1963) confirmaron que esto era así.
Cada día al mirar a un niño/a a los ojos, le transmitimos expectativas, aún sin quererlo. Nuestros comentarios con otros adultos/as, o incluso con otros niños y niñas, hacen que ellos y ellas sepan a la perfección lo que esperamos que hagan, piensen o incluso, cómo queremos que se sientan.
Ahora piensa... ¿Sabes todo el poder que tenemos?
Participar de la educación de otro supone un privilegio, a la par que una responsabilidad. Si tu crees que lo va a conseguir, lo hará, mientras que si piensas que será un fracaso sus intentos, no hay nada que hacer. Por eso, trátalos como si fueran los más inteligentes, actúa como si fueran a lograr todo lo que se propongan, pues así ellos actuarán en consecuencia, y lo alcanzarán.
Por contra, estamos inundados de pensamientos que no aportan. De desánimos, de ideas preconcebidas de "lo mal niño/a que es",... Incluso en una ocasión escuché en un inicio de curso "Ufff te ha tocado el aula de 2 años? No sabes donde te metes", y aquel maestro se fue a su clase de 2 años pensando que este curso sería tan duro como realmente lo fue. Mi propuesta para ti, que estás ante ese niño/a tan terrible como te han contado, es que te metas, que te inundes de lo que hay, que creas que vas a disfrutar de lo que venga y que confíes en él, porque sólo así tendrás la oportunidad de hacerle creer que él es fantástico, y así actuará en consecuencia.
Por esto te invito, a decirle cada día a tu hijo/a, a tus alumnos/as, que ellos/as van a conseguirlo, que tienen todas las cualidades para hacerlo, que estás muy orgulloso/a de su esfuerzo, porque sabes que lo van a conseguir. Pero mientras tanto, haz que se sientan orgullosos/as de su esfuerzo, anímales a sentirse satisfechos/as de su trabajo diario, y no de su posición final.
Devuélveles el poder de creer en sí mismos, siendo tú el/la que más cree en ellos/as.
Recuerda que, lo que crees, creas.
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