Cambio de Ciclo: De Infantil a Primaria

Hace unos días comenzaba el nuevo curso escolar. Muchísimos niños y niñas comenzaban su andadura escolar por primera vez, el cole los esperaba lleno de juguetes, risas y rincones donde dar rienda suelta a su imaginación. Muchos son los que venían de un centro infantil, otros de pasar las mañanas en casa con mamá, papá o la abuela.

Llegaban los niños de infantil al cole, y la preocupación por su adaptación era candente. Todo el profesorado se ponía manos a la obra para que ese periodo de adaptación se resolviera con éxito, y que las pequeñas lagrimitas de los primeros días se convirtieran en grandes sonrisas al final de la semana.

Sin embargo, otros niños y otras niñas también llegaban por primera vez. También cambiaban de ciclo, también necesitaban un proceso para adaptarse. Para ellos y ellas, ni juegos ni juguetes ni rincones, sino mesas, sillas, libros y lápices, acompañados, eso sí, de docentes enamorados/as de su profesión que estaban dispuestos a hacer del aprendizaje una diversión.

Para ellos y ellas no había periodo de adaptación, para ellos y ellas no había permiso para las lagrimitas iniciales, para ellos y ellas no habían preparado una bienvenida al nuevo ciclo.

Hablo de los niños y niñas que comienzan la primaria. Normalmente, damos por hecho que para ellos y ellas no hay cambio. Sabemos que la dificultad de los aprendizajes y la exigencia en esta etapa será mayor, pero nadie habla de lo que será menor.

Menor es el tiempo para el juego libre, para el juego simbólico y el descubrimiento. Menor es la cantidad de juguetes, con lo que aún necesitan jugar para aprender. Menor es el espacio dedicado a la experiencia sensorial. A lo que se le añade, un patio de recreo mucho menos atractivo, mucho menos divertido.

Me gustaría citar aquí a Raúl Bermejo, quien bien dijo "Hagamos de la primaria una continuación de infantil y no de infantil una pre-primaria". En los últimos años, el aprendizaje de la lectura y la escritura ha sido objetivo fundamental del último año de infantil, no siendo una exigencia del currículum de esta etapa. Sin embargo, cada vez queremos que los niños y niñas lean antes, escriban antes y, si puede ser, que aprendan a contar hasta 100 al derecho y al revés. Aún así, se sigue presumiendo de que se trata de una etapa donde se respeta el ritmo de desarrollo del niño/a, fundamentada en el aprendizaje a través del juego y bajo una metodología eminentemente lúdica.

Al finalizar la etapa, sólo 3 meses más tarde, les decimos que  hay que sentarse, escuchar y recibir. ¿Por qué no seguir jugando? ¿Por qué no seguir descubriendo? ¿Por qué nos empeñamos en que la primaria debe ser una etapa seria, de formación tradicional?

Afortunadamente, y queriendo terminar con buenas sensaciones, cada vez son más los docentes que apuestan por continuar jugando en primaria, por continuar dejando libertad para aprender, por continuar respetando ritmos de aprendizaje.

A ellos, a ellas, a los maestros y maestras que desean continuar jugando... ¡FELIZ CURSO ESCOLAR!


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